El regreso de los cuatro jinetes y la aparición de un magnate con cara de mago.
Después de tres años de la exitosa primera parte, Daniel Atlas (Jesse Eisenber), Merritt McKinney (Woody Harrelson), Jack Wilder (Dave Franco) y Lula May (Lizzy Caplán) – la nueva integrante del equipo – son llamados por la sociedad secreta El Ojo (en la cinta sólo pasó un año), que los ha reunido para sabotear un sistema que violará la privacidad de sus usuarios; sin embargo, el plan no sale como ellos esperan, son capturados y enviados a Macao, donde se encontrarán con un magnate incapaz de realizar trucos de magia, encarnado por –irónicamente–, Daniel Radcliffe. En la ciudad oriental, nuestros personajes deben idear un gran truco para salir librados de sus problemas y a la vez, descubrir cuál es el verdadero motivo de la organización.
La trama de la cinta repite favorablemente la fórmula de su antecesora, dándonos acción y efectos especiales desde el inicio, y se sumerge en la historia ampliando detalles del pasado y concentrándose en explicarnos con calma lo que sucedió para que la organización de El Ojo se formara; esto convierte al guión en algo más consistente (aunque no siempre lógico), que la primera parte de Los Ilusionistas, además se exagera en efectos que logran atraparnos en un gran truco con toda intención de no percibir lo que pasa alrededor, al final terminas saturado y aceptando lo que pasa sin explicación alguna, al puro estilo de un ilusionista profesional.
Tal y como pasó con El Conjuro 2, la película de Los Ilusionistas 2 se concentra en explicar y ofrecer historia más allá del problema aparente en el que están envueltos los protagonistas. El director Jon M. Chu ofrece un espectáculo visual con secuencias emocionantes. Personalmente, el “acto final” de la cinta de 2013 me emocionó más que en esta entrega, pero el final de esta, es mucho más intrigante, ¿ahora lo ves?
