En esta secuela vemos como la paz de los protagonistas Mac y Kelly (Seth Rogen y Rose Byrne) es interrumpida por un grupo de chicas lideradas por Shelby (Chloë Grace Moretz).
El grupo de chicas lidereado por Shelby, se muda a la casa del lado y deciden formar su fraternidad feminista y con derechos de hacer fiestas como cualquier otra fraternidad, dejando en claro que lo que desean es ser tomadas en cuenta como mujeres independientes y libres.
Mac y Kelly temen de no poder vender su casa la cual está en reserva un estatus antes de ser vendida en donde los clientes hacen una serie de pruebas, todo por culpa de estas adolecentes liberales, las cuales no declinan en su lucha de ser independientes. Ellos tendrán que recurrir a Teddy (Zac Efron) en cual en la primera secuela las hizo la vida imposible y en esta él juega del otro lado del equipo ayudándolos a librarse de estas chicas pero de igual manera encontrándose a sí mismo y sintiéndose indispensable e impórtate para alguien, a causa de que su mejor amigo decide casarse y correrlo de la casa en la cual vivían juntos.
Teddy sabe perfectamente cómo piensan las chicas y en una serie de hechos muy fuera de control y divertidos en donde se las arregla para tratar de correrlas del vecindario – por supuesto podemos observar el buen físico de Teddy -. Al final descubrimos que todos terminan ayudándose y que nadie sale perjudicado y mucho menos en desgracias, lo que al principio parecía un problema termina siendo la infalible solución de Mac y Kelly.
Sin duda es una película que no tienen que perderse ya que dejando a un lado toda la comedia con que se vive el desarrollo de la cinta, al final tiene un gran mensaje para cada uno de nosotros.