La primera purga, está a punto de ser “auto-purga” de la franquicia.
Después de que James DeMonaco nos presentó una primera entrega que antojaba interesante en concepto, con nicho de oportunidad para hacer una gran franquicia; así es como llegó The purge: Anarchy, la segunda película de la saga, reavivando el concepto y ampliando la historia en otra perspectiva, ahora del otro lado del resguardo, en la calle, donde la suerte y destreza de los protagonistas tendría que ser mayor a su predecesora.
Aunque ninguna de las secuelas llegó a ser impecable, si se disfrutaban al grado de antojar una nueva entrega, sin embargo, al no poder ir más allá después de “El año de la elección” la opción lógica fue presentarnos el origen de esta sangrienta tradición norteamericana.
Es “La primera Purga: La noche de las bestias” donde las cosas ya no van del todo bien, de inicio en el recurso político que pintaba para ejercer una crítica fuerte, que incluso tocara fibras sensibles del actual gobierno Trumpetista, pero terminó siendo más un banal interés político local y de segregación económica.
Todo inicia con un experimento social, donde quienes lo proponen, aspiran a nuevos cargos políticos, dentro de los que pretenden “salvar” a la nación de la carga económica que la clase baja acarrea al gobierno, pretendiendo que entre ellos mismos se realice la llamada “Purga”. Dicho experimento se realiza en Staten Island, una de las zonas más pobres y conflictivas de Estados Unidos. Pero al observar mediante cámaras y distintos dispositivos otorgados a quienes deciden participar de forma activa, los precursores de este experimento notan un patrón de acción que no tenían contemplado, y es así, como pareciera que el experimento sale poco a poco de control, propiciando el nacimiento de héroes comunitarios, cayendo un poco en el cliché de “los buenos” y “los malos” mucho más marcado que en las anteriores entregas.
La dirección salva un poco al guión tan plano como, en ocasiones, irracional. Pero no logra llegar al punto en que logremos decir que vale del todo la pena. La intención es buena, parece que puede despegar en algún momento, pero termina por ser totalmente predecible, en realidad, esta película no hacía falta. Perfectamente podíamos imaginarnos o intuír con las demás, como es que había iniciado “la purga”, y es que sea cual sea el resultado de este experimento y los logros que tengan en lo individual los protagonistas no influirán en nada, ya que es lógico que termine por llevarse a cabo de forma oficial en todo Estados Unidos.
En resumen, es palomera y tiene momentos interesantes, pero ya comienza a verse como una franquicia cansada, no hay más para dónde exprimirle.