El evento cinematográfico del año resulta ser el retrato de la mujer mexicana más oportuno y hermosamente hecho que hayamos visto.
Director: ALFONSO CUARÓN
Debe ser que las cosas son, o no son, de cierta manera. El color de un día. Lo que se sentía ser niño. La sensación del mar salado en las piernas quemadas por el sol. El agua a veces es amarilla. A veces es roja. Pero el color que queda en la memoria depende del día. No voy a contar esta historia tal como ocurrió. Voy a contarla tal como yo la recuerdo.
Grandes Esperanzas (1998)
Empiezo con está cita de una de las películas que más marcaron mi adolescencia, no solo porque me hicieron seguirle el paso a un todavía –en ese entonces- inmaduro director mexicano llamado Alfonso Cuarón, y que hoy dirige el filme que reseño, sino porque me parece pertinente y romántico remitirme a estos diálogos con los que inicia la adaptación del clásico de Dickens (irónicamente rechazada por el director) porque encuentro mucho de ellos en ROMA; la memoria, la sensibilidad y la melancolía de lo que fue.
Al día de hoy ROMA se ha convertido en un suceso en nuestro país debido a múltiples razones: Comenzando por el modelo de distribución que se le ha dado debido a la empresa que la compró (Netflix), el recibimiento que ha tenido en los festivales más importantes de cine de todo el mundo, el hecho que su protagonista nunca había actuado y los miles de rumores que corren entorno al comportamiento del director en el momento de filmación. Todo esto (y más) tuvo como resultado que la gente esté haciendo filas por verla, los pequeños cines o salas de exhibición se encuentran con localidades agotadas, algo que creo que hace años no veía, y admito que al principio este trato me parecía desmedido, pero mientras más pienso en ROMA, más me he dejado seducir por ella, así que culpable soy.
¿De qué trata ROMA?
Son los años 70. Cleo (Yalitza Aparicio) es una empleada doméstica que sirve a la Sra. Sofia (Marina de Tavira) y familia. Sofia tiene cuatro hijos y se encuentra casada con Pepe. Viven en una de colonias más queridas de la ciudad de México. Ambas mujeres vivirán un año que las marcará.
¿Y vale la pena? ¿Tanto alboroto recompensa al espectador al ver el resultado? La respuesta es: SIN DUDA ALGUNA.
Más que la nostalgia que genera el blanco y negro, las calles de la ciudad de México, los minuciosos detalles y la maestría con la que Cuarón narra más de una cosa en muchas secuencias. Lo importante y el corazón de este filme es el retrato de la mujer mexicana, que en este caso son dos muy distintas, pero que todos hemos conocido más de una vez; millones de mujeres son y han sido Cleo y Sofia, y que tanto Yalitza Aparicio y Marina de Tavira interpretan magistralmente. Sus gestos, y el viaje personal de ambas me parece sensato, entrañable, pertinente y pocas veces mostrado de esta manera en un filme.
En cuanto a lo técnico, me parece que me leeré un poco repetitivo alabar la manufactura del filme, pero lo que hace aquí Cuarón con el sonido es impresionante, el montaje es impecable y visualmente nuestro país jamás había sido retratado así. Así que por este lado también es cierto todo lo que se dice…es un filme precioso. Un clásico instantáneo.
ROMA merece ser vista en pantalla grande. ROMA merece ser vista en pantalla chica. ROMA merece ser vista.
ROMA es una fotografía vieja en el álbum de nuestros padres, y a la vez es un homenaje a la mujer, a nuestro país, a una de las ciudades más hermosas del mundo, a lo que sigue ahí y que solo de vez en cuando pensamos en ello.
ROMA estará disponible el 14 de diciembre en Netflix.
