Desde el primer tráiler de Terremoto: La falla de San Andrés, nos prometieron destrucción masiva, y por alguna razón (morbo, supongo), todos vemos este tipo de películas.
Si bien sabemos que una película de devastación mundial nunca tendrá una historia que valga la pena conocer y Terremoto: La Falla de San Andrés no es una excepción, tiene una trama bastante plana y sosa, Ray (Dwayne Johnson) nos presenta a un rescatista en proceso de separación de Emma (Carla Gugino), con quien tiene una hija llamada Blake (Alexandra Daddario) que se roba gran parte de la película como una buena aprendiz de su padre.
Como sabíamos desde el principio el gran atractivo de Terremoto: La Falla de San Andrés serían los efectos especiales que, sí, son muy buenos, sin embargo, creo que se engolosinaron con tanta buena calidad y comenzaron a darnos un festín de destrucción sin punta ni final de hilo, ya sé que en la vida real así llegan los desastres naturales pero cuando sólo eres espectador creo que hace falta un poco de suspenso y generación de pánico en la sala.
Pareciera que Brad Peyton, director de Terremoto: La Falla de San Andrés no se esforzó mucho por crear una secuencia lógica de destrucción, ya que tras ver un San Francisco devastado, pareciera que regresa todo a la normalidad y siguen y siguen – y siguen – cayendo rascacielos, ¡Tremendo banquete visual para los fanáticos de los efectos especiales!
¿Qué me faltó? Además de historia (que repito, no es necesario que sea tan buena), más caos de la ciudad, pareciera que el desarrollo de los efectos especiales se robó la concentración de Beau Flynn, productor del filme y perdieron de vista que ¡San Francisco se desmorona! Nadie parecía realmente asustado y creo que eso afecta en la falta de suspenso que comentaba al principio.
Lo dicho, Terremoto: La Falla de San Andrés es 100% dominguera, nosotros la vimos en 3D y tampoco es el fuerte de la producción, pero creo que en 4D aumentaría la experiencia.
GRAN PLUS para nuestros editores: Una participación especial de Kylie Minogue
Veredicto: 8/10