La miniserie británica Adolescencia, recientemente estrenada en Netflix, se ha posicionado como una de las producciones más impactantes del año. Con tan solo cuatro episodios, cada uno rodado en un impecable plano secuencia, logra sumergirnos en un drama intenso y conmovedor que desafía las convenciones del género.
Un reto técnico bien ejecutado
Desde el inicio, la historia nos atrapa con una premisa demoledora: la detención de un adolescente de 13 años acusado de asesinato. A simple vista, podría parecer un drama policial más, pero la manera en que se desarrolla la narrativa le otorga un peso emocional inusual. Cada episodio, filmado sin cortes, nos hace sentir como testigos directos de los acontecimientos, generando una sensación de inmediatez y realismo abrumadora.
El encargado de llevar a cabo este reto técnico es el director Philip Barantini, quien ya había demostrado su dominio del plano secuencia en El chef (Boiling Point). En esta ocasión, vuelve a contar con Stephen Graham, no solo como protagonista, sino también como cocreador de la serie. Graham interpreta al padre del joven acusado con una maestría impresionante, transmitiendo con cada gesto y mirada el torbellino emocional que atraviesa su personaje.
Cuatro episodios, cuatro perspectivas
Cada episodio adopta un enfoque diferente. El primero nos introduce en la detención del adolescente, desde el momento en que la policía irrumpe en su hogar hasta su llegada a la comisaría y los primeros interrogatorios. La tensión es palpable, y la cámara nos sitúa en la incertidumbre de los personajes, quienes, al igual que el espectador, desconocen qué ha sucedido realmente.
El segundo episodio nos lleva al instituto del acusado y la víctima, donde dos agentes comienzan a reconstruir los hechos, arrojando luz sobre el entorno y las circunstancias que llevaron al crimen. En el tercero, la narrativa da un salto en el tiempo y nos coloca en la consulta de una terapeuta, quien debe evaluar al adolescente en un encuentro cargado de matices emocionales. Finalmente, el cuarto capítulo nos muestra la vida de la familia meses después, cuando las heridas aún siguen abiertas.
Elenco y actuaciones memorables
El reparto brilla en su totalidad, pero es imposible no destacar el impresionante trabajo de Owen Cooper en su debut. Su interpretación del joven acusado es desgarradora, transmitiendo con una naturalidad asombrosa la angustia y vulnerabilidad de su personaje.
Más allá de su impecable técnica cinematográfica, Adolescencia pone sobre la mesa una reflexión profunda sobre la desconexión generacional y la falta de comprensión hacia el mundo de los adolescentes. Nos recuerda que los riesgos que enfrentan a menudo son minimizados o ignorados por los adultos, con consecuencias imprevisibles.
Como aficionado a las miniseries británicas, títulos como Happy Valley siempre han sido un must para mí. Sin embargo, Adolescencia no solo cumplió mis expectativas, sino que las superó con creces. Sin duda, estará en la lista de lo mejor del año.
La recomiendo sin reservas. Prepárate para sentirla, sufrirla y reflexionar con ella. Después, cuéntanos qué te pareció.
