La película de los Angry Birds nos cuenta el origen de uno de los videojuegos más famosos en los últimos tiempos. En su momento, fueron el boom de las aplicaciones, y supongo que esto motivó a los creadores a intentar hacer una franquicia en el cine.
Red, Chuck y Bomb son tres habitantes de la Isla de las aves que no pueden volar y se respira un ambiente de extrema felicidad, sin embargo, estos tres personajes tienen antecedentes de conductas violentas y ataques de ira, por lo que son enviados a un centro de rehabilitación con Matilda, el ave Zen que trata de mantener la calma ante todo. Un día aparecen los cerdos, lidereados por Leonard, para “convivir de manera pacífica” con las aves, pero claro, las verdaderas intenciones de estos verdes personajes no tiene nada de pacífico.
La película de los pajaritos enojados es más bien una descripción detallada del juego, y una presentación de los personajes con sus antecedentes, más que una historia, es como un intro largo para justificar la premisa de la aplicación que nos mantuvo a muchos con el dedo de un lado para otro en la pantalla del celular. Hay gags durante toda la cinta, que si bien logran arrancar algunas risas, se quedan cortos al momento de cuajar un guión completo para una película.
Sinceramente, esperaba mucho más ¿violencia?, porque para ser una película de aves enojadas, nunca las vi tan explosivas como en el juego (aunque Bomb sí explota literalmente). Se siente un hilo flojo en la trama que no logra preocuparnos por el destino de ninguno de los personajes y personalmente me generó ruido que el guión tenga chistes de doble sentido y otros demasiado simples. Las escenas emocionantes llegan casi hasta el final, cuando existe el enfrentamiento entre las aves y las casas flotantes de los cerdos.
Lo magnífico de Angry Birds La Película son las animaciones, dan ganas de abrazar a los gráficos, es visualmente muy atractiva y este puede ser el factor para que los pequeños pasen un buen rato en el cine, pero para mi esto no logra salvar a la cinta.