Vin Diesel cambia el volante por una espada en llamas al convertirse en El último Cazador de Brujas.
TORMENTO INMORTAL
El último cazador de brujas (The last wich hunter), llega al cine con un rostro gancho, Vin Diesel, un héroe de acción que estamos acostumbrados a ver sobre el asfalto y ahora intenta mostrarnos una faceta mucho más diversa con un personaje medieval inmortal bajo una maldición que vive actualmente en Nueva York condenado a perseguir y atrapar a las brujas que viven entre la sociedad.
Toda esta premisa es interesante durante el arranque de la película y contrario a las pocas expectativas que podría generar, la historia parece toar buen ritmo. Sin embargo, los errores comienzan apenas unos minutos después con el guión, escrito por Cory Goodman, Matt Sazama y Burk Sharpless, sí, aún con tres personas a cargo de él, es una maraña de ideas, diálogos predecibles y muy burdos que nunca terminan de hacer clic con el espectador ni generar nada con los personajes, entre ellos, Elijah Wood y Michae Caine, dos compañeros que aparecen y desaparecen de cuadro sin pena ni gloria. La historia, repito, no me parece mala, lo malo, es cómo se desarrolla bajo la dirección de Breck Eisner, quien llena de dramatismos aún las escenas ligeras.
El último cazador de brujas contó con un gran presupuesto para su producción y postproducción, sin embargo, los 70 millones nunca lucen en pantalla, tiene buenas caracterizaciones y secuencias entretenidas que en ratos parecen que levantarán el ritmo, pero vuelve a caer con los clichés de Diesel, quien parece estar interpretando a Toretto (de la saga Rápido y Furioso) dentro de la película.
De cualquier forma, superó mis expectativas (si, eran casi nulas), y logra entretener. El último cazador de brujas es una película dominguera con buen arranque y un final aceptable, pero que pasará al olvido.
Veredicto: 6 /10