Una enfermedad idealizada es protagonista de la nueva entrega para jóvenes, basada en el libro Everything, everything.
Maddy Whittier (Amandla Stenberg), es una chica con una extraña enfermedad que ha debilitado tanto a su sistema inmunológico, que cualquier bacteria que entre a su organismo, puede ser mortal. Bajo esta circunstancia, Maddy debe vivir en una casa herméticamente sellada y sanitizada para evitar cualquier microorganismo que ponga en riesgo su vida. Ahí, en su burbuja, la adolescente lleva 18 años con una vida rutinaria, hasta que un día, llega Olly Bright (Nick Robinson) al vecindario, con quien, sorpresivamente (sarcasmo), nuestra protagonista comenzará un idilio prohibido por el que, bajo la filosofía Y.O.L.O. saldrá de casa y arriesgará su vida.
La premisa de Todo, todo es meramente juvenil, y como muchas novelas para este público, se han apoyado en un personaje con problemas de salud que “aprovecha al máximo sus últimos días” junto a un nuevo amor. Lo que me lleva a la primera pregunta, ¿Necesitamos una enfermedad para poder disfrutar de la vida, o tomar el riesgo de vivirla haciendo lo que nos plazca?
Específicamente en esta cinta, sucede algo curioso; parece que su directora Stella Meghie quería romper con el clihé (de una base clihé), y decidió darle un tono menos lastimoso a historia. Pudo ser un punto a favor, si no hubiera casi desaparecido a la enfermedad en el relato, pues en un punto, la película es tan color de rosa, donde todo se resuelve tan fácil, que utilizan la enfermedad solo como un pretexto para que la tertulia se ponga una ligera distancia. El personaje de Maddy nunca se ve frustrado por la enfermedad, de hecho parece que ni siquiera le preocupa su condición. No concibo a una adolescente que pudiera vivir tan feliz encerrada en una casa, acompañada solo de su enfermera Rosa (interpretada por Ana de la Reguera).
En cuanto las actuaciones, tanto Amandla como Nick y Ana de la Reguera, entregan interpretaciones eficientes y creíbles, cada uno acorde a su trinchera. Mientras que Annika Noni, quien da vida a la madre de Maddy, queda un poco confusa y desorientada. Rescatable de la cinta su factura, tanto en producción, diseño de arte y fotografía.
Todo, todo es parte de una moda juvenil algo gastada y que en su afán por no ser lastimosa, deja de lado el mensaje en el que apoya su narrativa. Al final, sería complicado que aún los adolescentes disfruten tanto como con otras cintas del género.
