Un Holograma para el rey es una adaptación de la novela de David Eggers, hecha por el famoso director Tom Tykwer que con películas como: Corre Lola, Corre (1988), El perfume – Historia de un asesino (2006) y El Atlas en las nubes (2012), trae esta nueva cinta con las expectativas muy en alto.
¡Las vueltas que da la vida!
Alan Clay (Tom Hanks) ve pasar su vida en un sueño, su casa, el coche y la mujer se convierten en humo púrpura con un primer plano de él en una montaña rusa, mirando fijamente a la cámara, donde se demuestra la crisis existencial que está pasando durante el vuelo a Arabia Saudita, dejando atrás su vida pasada de llenar el tanque de la compañía Schwinn, cuando termina externalizando cientos de empleos en Estados Unidos.
Con la esperanza de obtener el dinero para pagar la matrícula universitaria de su hija. Alan ahora está tratando de vender un contrato sobre un holograma al rey de Arabia Saudita, que quiere construir una ciudad en medio del desierto donde habitarán 1,5 millones de personas en 2025. La ironía de una empresa que puede ser un espejismo y un rey que nunca aparece.
Clay tiene que viajar una hora cada mañana desde la ciudad hasta la sede del proyecto, sólo por un recepcionista para decirle que el rey no está. Las tensiones extrañas se acumulan como su viaje de negocios se convierte en una farsa aparentemente interminable, pero muy divertida: Nuestro protagonista y su pequeño equipo técnico están instalados en una tienda de campaña, que no cuenta con buen Wi-Fi, un aire acondicionado que se descompone o comida que escasea.
Una película, cómica con algo de drama y romance, nos enseña que nunca debemos darnos por vencidos y que a veces encontraremos las respuestas que buscábamos en el lugar menos imaginado.
Por Pablo Gómez.