Escrita y dirigida por Woody Allen, nos muestra cómo siendo razonables podemos caer en la irracionalidad. Cinta un poco irregular pero fascinante, donde se toma con mucho humor el acto de un crimen y su seguimiento.
Tan irracional como el amor
Todo comienza cuando Abe (Joaquín Phoenix) llega a Braylin College lugar de estudios universitarios e imaginario de la cinta, como profesor de filosofía en el verano, desde un principio se muestra como Abe llega en medio de una profunda depresión siendo esto molestoso para la fama que tenía y que lo llevan a verlo como la celebridad que había llegado. Esto despertó mucho interés en las personas que estaban rodeadas de él, incluso hasta despertar pequeños romances entre Jill (Emma Stone) una de sus alumnas más destacadas en la materia y Rita ( Parker Posey) una profesora que no estaba tan a gusto con su matrimonio.
La la historia narra como Abe comenta entre pequeñas pláticas a Jill que su vida no tenía ningún sentido y que era eso lo que hacía que perdiera el encanto por sentimientos tan profundos como el amor, Jill decide convencerlo de que lo único que necesitaba su vida era una esperanza o nuevas sensaciones. Abe por casualidad escucha una conversación en una de tantas comidas que compartía con Jill y es ahí como por medio de una revelación razona el acto que le devolvería esa creatividad y las ganas de vivir.
Pero la vida le daba una buena cara de nuevo, se volvió a sentir vivo y es cuando en su nuevo renacimiento entabla amoríos con su alumna estrella y su compañera la maestra de química, él no dejaba de pensar en la solución que tenía para aquel caso que de casualidad había escuchado y es como todo eso lo lleva a experimentar una emoción única, pero como todo tiene una consecuencia, el destino se encargara de hacer justicia y le enseñara a Abe que solo la vida y el destino son quienes tienen la última palabra, dejándonos atónitos con un final con muchas sorpresas, incluso para sus propios protagonistas.