Una épica batalla entre Dioses para conseguir el control mundial nos lleva a descubrir el verdadero poder del universo.
Con Dioses de Egipto nos encontramos ante una mitológica película que está llena de poder, una gran producción y una historia llena de fantasía y poderes inimaginables. Obviamente, porque son Dioses y por ejemplo, viven más de cien años sin envejecer, ¡Qué envidia!
La cinta, escrita por Matt Sazama y Burk Sharpless (ambos de Drácula: La historia jamás contada y El último cazador de brujas), ha sido duramente criticada por su falta de consistencia y resoluciones incoherentes, sin embargo, desde nuestro punto de vista es una historia relajada sin tanta pretensión histórica. A pesar de ello, da guiños interesantes a la cultura egipcia y referencias ideológicas de la vida y el paso al más allá que son interesantes de analizar; también se agradece que no se fueran por los clichés aventurándose a ilustrar algo que nadie había tocado (por ejemplo, el lugar donde vive Ra, El Creador).
Dioses de Egipto es la historia de dos hermanos que luchan por quedarse con el trono, la irresponsabilidad de uno y la sed desmedida de poder del otro, llevan a la humanidad a una guerra por el dominio mundial. A la par, nos cuenta una historia de amor, una pareja de adolescentes “mortales” que quieren vivir felices para siempre. El mundo de los mortales y los dioses se cruza de una forma distinta a la de alabancia y no queda más remedio que aliarse para cumplir sus objetivos personales, a pesar de que uno de ellos no es tan sincero como parece.
El elenco, que incluye a Nikolaj Coster-Waldau, Brenton Thwaites, Chadwick Boseman, Elodie Yung, Courney Eaton, entre otros se queda en brindarnos una serie de personajes sin mucha conexión, a excepción de Thwaites y Courney, quienes narran la historia “rosa” del filme, con un amor incondicional más allá de la muerte (se van a dar un buen taco de ojo con Brenton Thwaites). La dirección de Alex Proyas es un poco confusa en momentos, parece que tenía muchas ideas en mente y se las fue desarrollando conforme rodaba el filme.
Lo que no falta en Dioses de Egipto es producción, si bien la historia no es el gran descubrimiento, como lo mencionaba, es una película con mucha opulencia. Los vestuarios, las joyas, los palacios, las pirámides, los personajes y la digitalización, todo es excesivo, en el buen sentido de la palabra. Si eres de los que disfrutan del género, ve a ver Dioses de Egipto y cuéntanos qué te parece. No te recomiendo que gastes en el 3D, a pesar de tener demasiada digitalización, lo más aprovechado para este recurso son los créditos.
