Night Shyamalan regresa para dirigir veintitrés personalidades en una sola mente.
Con El Sexo Sentido y El Protegido (Unbreakable), Shymalan se ganó el respeto de la crítica cinematográfica; y aunque ha sido director de géneros que no le favorecen del todo (cof, cof, After Heart), regresa para hacer un “origen” de “La Bestia”, personaje del mismo universo que Unbreakable.
Fragmentado (o en inglés, Split), presenta a Kevin, un chico que padece un grave trastorno de personalidad múltiple, cuando Dennis, una de estas personalidades, secuestra a tres pequeñas para complacer caprichos que se irán desarrollando a lo largo de la cinta.
Claramente, Fragmentado se centra en la dirección, tanto actoral como de fotografía (Michael Gioulakis, de It Follows es el encargado de la última). En general, la película se reduce a muy pocas y pequeñas escenografías que se saben manejar de manera acertada para crear un ambiente de claustrofobia en el espectador, jugando con sombras, líneas y sonidos que hacen angustiante la historia.
Además de la historia situacional del secuestro, el guión nos da una cronología a modo de flashbacks de la vida de Anya Taylor-Joy, que justifican su particular personalidad. Por lo que hay que tenerle confianza a la cinta para poder entenderla y no desesperarnos. Es necesario poner suma atención a sus expresiones faciales y silencios, que expresan más que las pocas líneas de diálogo.
Por supuesto, en una película de esta temática, el plato fuerte es la actuación del “paciente”, y firmemente puedo decir que el trabajo de James McAvoy es excelente. Logra desarrollar cada una de las personalidades que se presentan de manera distinta en comportamiento, voz y hasta mirada. Taylor-Joy y Betty Buckley (la psicóloga que trata a “Kevin”), también cumplen muy bien y su función. Las otras dos jóvenes secuestradas no logran ponerse al nivel de los mencionados pero no todo podía ser perfecto.
¿Qué falla en Fragmentado? Algunas cuestiones de guión en la conclusión de la cinta. Parece que se toma mucho tiempo –y no lo juzgo- para llevarnos al mundo interno de Kevin, pero al final cierra de una forma un tanto genérica y pareciera que se enfoca más en crear la expectativa de lo que será la secuela, descuidando detalles que dejan cabos sueltos. Sin embargo, como dije antes, la interpretación de James McAvoy es digna de aplaudirse y por eso vale la pena toda la cinta.